Dichoso el pueblo que el Señor se escogió por heredad
Reflexiones sobre las lecturas de La santísima trinidad - (30 de mayo 2021): Deuteronomio 4,32-34.39-40; Salmo 32; Romanos 8,14-17; Mateo 28:16-20
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Se muestra como Padre desde la creación, se revela por etapas para que lo conozcamos y descubramos que él es Amor y así vivíamos en él, o sea en el Amor.
Llegamos hoy a la fiesta solemne de la santísima trinidad, la iglesia nos permite, a través de la liturgia, meditar en los deferentes capítulos de la historia de salvación y la revelación de Dios. A través de los diferentes tiempos fuertes del ciclo litúrgico hemos escuchado o leído y meditado los diferentes textos en la Palabra de Dios que nos han presentado las tres personas: El Padre, el hijo y el Espíritu Santo. Ahora estamos listos para meditar en el misterio de un Dios en tres personas, revisar la imagen que tenemos de cada una de ellas, y así también, reflexionar en nuestra relación personal y comunitaria con un Dios que es trino y uno. Las lecturas de hoy nos ayudaran a esta tarea de integrar, reflexionar y celebrar en el misterio de la Santísima Trinidad.
¿Por qué llamamos “misterio” a un hecho como la Santísima Trinidad? Cuando hacemos uso de la palabra “misterio” en asuntos de nuestra fe no tiene el mismo significado que muchas veces le damos en el vocabulario popular. La palabra “misterio” en este sentido, es todo aquello que esta fuera del total entendimiento del nivel intelectual del ser humano; podemos estudiarlo, experimentarlo, reflexionarlo, pero nunca lo terminaremos de entender. Dios se relévela a nosotros como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo.
Se muestra como Padre desde la creación, se revela por etapas para que lo conozcamos y descubramos que él es Amor y así vivíamos en él, o sea en el Amor. Se muestra como Hijo al ser enviado por el Padre, que tanto nos ama, con la misión de salvarnos, siendo verdadero Dios, se hace uno como nosotros, hasta entregarse a la muerte también por nosotros. Es el hijo; el Dios hecho hombre. Se muestra como Espíritu Santo, para llenarnos del mismo Amor que une al Padre y al Hijo, Amor único que se convierte en presencia única y especial; en dones y carismas para el crecimiento personal y comunitario. En fuente de fortaleza y sabiduría para continuar la misión de llevar la buena nueva a todos.
El misterio de la Santísima Trinidad es nuestra oportunidad de reconocer y fortalecer nuestra relación personal y comunitaria con un Dios que se ha mostrado en la historia y con fidelidad ha salido a nuestro encuentro para no solo darnos su salvación, sino hacernos participes de su misión. La construcción de su reino.