“Aquí estoy, oh, Dios, para hacer tu voluntad”
Reflexiones sobre las lecturas de la La anunciación del Señor. Solemnidad - (25 de marzo 2021): Is 7,10-14; 8,10; Salmo 39; Heb 10,4-10; Lc 1,26-38
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Proponemos aquí tres dimensiones desde las cuales podemos reflexionar esta historia de la anunciación del ángel a Maria...
“La virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros". La celebración de la anunciación es una solemnidad en la escala litúrgica de la Iglesia, su especial significado es también lo suficientemente importante para tenerla presente en nuestro itinerario de fe, especialmente en esta cuaresma en la que vivimos las consecuencias de un año de pandemia.
Proponemos aquí tres dimensiones desde las cuales podemos reflexionar esta historia de la anunciación del ángel a Maria: Primero, Dios se unió a nuestra humanidad creada; durante el anuncio del ángel Gabriel, el cielo y la tierra guardaron un silencio profundo para esperar ese “SI” de Maria, su respuesta dio continuidad al plan de salvación de Dios: la encarnación de Dios hecho hombre fue posible. Esta encarnación es un reto para nuestras limitaciones humanas, pues por un lado nos deja claro el inmenso amor de Dios por nosotros y por el otro, también su poder transformador. ¿Cómo recibimos este amor hoy?
Segundo, en Jesus: Dios se hace hombre, para que el hombre alcance a Dios. El mensaje que nos trae la anunciación es que nuestro Dios no solo se preocupa por nosotros, sino que, se ha hecho uno de nosotros, a través del anuncio a Maria, Dios se encarna en el mundo hoy para enseñarnos cual es el mejor camino para llegar el. ¿Cómo recibimos a Jesus hoy?
Tercero, en Dios encontramos, nuestro origen y fin. Maria confiada y humilde, libre y obediente, es el prototipo de la mujer nueva, del discípulo que recibe la buena nueva de Dios. Un Dios que no busca anular nuestra libertad, sino que nos invita a usarla para que libremente iniciemos un proceso “de ser y estar” cada vez más como él. Este proceso que llamamos conversión es un proceso continuo y en espiral; de dentro hacia fuera y viceversa. Convirtiéndonos a cada uno en discípulos misioneros que ofrecen sus manos, sus voces y sus acciones para que la buena nueva sea conocida. Encontrando de esta manera nuestra vocación: siendo protagonistas de un mundo que gira a ritmo del amor de Dios. ¿Quieres tomar o renovar tu discípulo hoy?
En esta cuaresma, al celebrar la anunciación del Señor, nos comprometamos a vivir este triple mensaje, para proclamar a todos que Dios es un Dios cercano que no solo cumple su palabra, sino que está siempre con nosotros, acompañándonos en nuestro discipulado misionero para llevar la alegría de la buena nueva que da esperanza a todos, especialmente a los que sufren directamente los efectos de esta pandemia.