Destruid este templo, y en tres días lo levantaré
Reflexiones sobre las lecturas de III Domingo de Cuaresma (4 de marzo 2018): Éxodo 20, 1-17; Salmo responsorial 18; 1 Corintios 1, 22-25; Juan 2, 13-25
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
A Dios no se le compra con sacrificios: Jesus no puede soportar que se haga negocio alrededor de la casa del padre. Las acciones y palabras de Jesus en el templo trataban de mover a la conversión y a celebrar un culto autentico que fortalezca la alianza del pueblo con Dios. Este relato de Jesus, expulsando a los vendedores de animales y a los cambistas de monedas es presentado por los cuatro evangelistas. Pero Juan añade el dialogo con los judíos, en el cual Jesus afirma que, tras la destrucción del templo, “El lo reconstruirá en tres días” esto parece ser una frase atrevida de Jesus, ya que el templo ha costado muchos años construirlo y además es el centro de la vida de los judíos. El evangelista Juan, añade como una conclusión tardía de sus discípulos, quienes, para el momento de escribir, ya había experimentado la resurrección, que Jesus se refería al templo de su cuerpo: Para este momento la vida, muerte y resurrección de Jesus era ya un hecho que marcaba las relaciones entre sus seguidores y Dios.
Para estos nuevos discípulos, Jesus es el nuevo templo para encontrarse con Dios, abierto para todos, en El no hay diferencia entre hombres y mujeres, ni naciones exclusivas; sin Jesus, el culto es adoración vacía.
Por eso el Papa Francisco nos recuerda en el comienzo de su exhortación apostólica Evangelii Gadium #1 “Que la alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesus.” Claro que necesitamos iglesias y templos para encontrarnos y así celebrar como comunidad de discípulos a Jesus con nuestro señor, que esta cuaresma nos ayude a reafirmar y renovar que él es nuestro verdadero templo.
