No olviden las acciones del Señor
Reflexiones sobre las lecturas de la Exaltación de la Santa Cruz - (14 de septiembre 2021): Num 21,4-9; Salmo 77; Flp 2,6-11; Jn 3,13-17
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Esta cruz, entonces, como signo cristiano, contiene en su sentido vertical la relación de Dios con el ser humano y en su sentido horizontal...
La señal de la cruz ha sido parte de la vida litúrgica por siglos. Es común encontrar en casa de católicos una cruz como símbolo de bendición y como memorial de la muerte de Jesus.
Hoy que celebramos litúrgicamente la exaltación de la cruz. Es una buena oportunidad para, retomar la invitación que nos hace el Papa Francisco en su exhortación La Alegría del Evangelio, cuando nos dice que debemos darnos cuenta de que la misión de la Iglesia se encarna en la realidad humana y en esa dimensión la cruz es uno de los signos más claros que debe siempre recordarnos de esta realidad humana para guiar nuestra acción misionera.
Jesus mismo muriendo en la cruz puso en contexto su naturaleza humana y divina, tres días después, su resurrección nos dice, que la vida vence a la muerte, la gracia al pecado, que la luz a la oscuridad y esa cruz como instrumento retoma un sentido diferente en esta victoria de Dios y su plan de salvación.
Esta cruz, entonces, como signo cristiano, contiene en su sentido vertical la relación de Dios con el ser humano y en su sentido horizontal, las relaciones y frutos que los cristianos compartimos en el mundo como resultado de esa relación con Dios, al decir SI al discipulado misionero. En el centro de la cruz esta Jesucristo: Dios y Hombre que es el que une ambas dimensiones para nosotros: la humana y la divina.
Queda para nosotros entonces la cruz como el puente, el signo y símbolo que nos hace cambiar los momentos de oscuridad, de derrota, de pecado y de muerte, porque sabemos que en Jesus, con él, por él y en él, somos capaces de asociar nuestra propia jornada de vida, entre altos y bajos, al camino de la cruz y de la resurrección.
Que hoy reafirmemos nuestra opción por el Reino y seamos discípulos que reconoce a Jesus en la vida y que, al exaltar la cruz, exaltemos la fidelidad de este mismo Jesus, en la causa del Reino del Padre en el poder del Espíritu Santo. Y que esa misma fidelidad nos acompañe en nuestra vida y en nuestra misión de ser una Iglesia en salida.