El que viene después de mi ya existía antes que yo
Reflexiones sobre las lecturas de El nacimiento de Juan Bautista - (24 de junio 2021): Is 49,1-6; Salmo 138; Hch 13,22-26; Lc 1,57-66.80
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Que esta celebración de la vida y misión de Juan Bautista nos llene de su fuerza y fe para que se reafirme nuestra vocación como discípulos misioneros...
Hoy celebramos la Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista, Precursor de Jesus, hijo de Zacarías e Isabel; el cual fue lleno del Espíritu Santo estando aún en las entrañas de su madre. Las lecturas de la liturgia de hoy nos ayudaran a reflexionar en la vida de Juan el bautista y también, a reafirmar porque él es considerado el profeta de la transición entre el antiguo y nuevo testamento.
Juan Bautista nació en un pueblo de Judea, el cual tradicionalmente se identifica como Ein Karem, hoy un suburbio de Jerusalén. Cada evangelio proporciona datos sobre la persona y la misión de Juan, aunque solo Lucas da detalles de su nacimiento y de su infancia. A través de estos, Juan es conocido en sus diferentes roles: como profeta, como predicador, como persona que bautizaba y testigo de Dios en el desierto. Su misión tiene su culmen con el bautismo de Jesus en el rio Jordán.
Juan predico la conversión y el bautismo como fuente de arrepentimiento, también fue fuerte crítico de los fariseos y saduceos. Juan también, anuncio la llegada de uno que era “más poderoso que [él], cuyas sandalias no [fue] digno ni siguiera de atar» (Mateo 3:11), él también, señaló a Jesús como el “Cordero de Dios “(Juan 1:36). Algunos de sus seguidores, se convirtieron en seguidores de Jesus, y también parece que otros siguieron siendo sus seguidores, Pablo posiblemente encontró algunos de ellos en Éfeso (Hechos 19:1-7).
Finalmente, Herodes Antipas, lo detuvo, lo encarceló, y ejecutó a Juan. Así murió el precursor de Jesus, unos dos años después de su ministerio público, y un año antes de la muerte de Jesus.
Que esta celebración de la vida y misión de Juan Bautista nos llene de su fuerza y fe para que se reafirme nuestra vocación como discípulos misioneros, y así, vayamos “al desierto” que simboliza las periferias de nuestra existencia; a llevar la buena nueva de Jesus. Que nuestra voz y acciones anuncien el Reino de Dios. Un Reino que da esperanza y que se basa en la solidaridad, la justicia y el Amor.
Dios todo poderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo (de la liturgia de las horas)