Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo
Reflexiones sobre las lecturas del bautismo del Señor (12 de enero, 2020): Isaís 42,1-4.6-7; Salmo 28; Hechos 10,34-38; Mateo 3,13-17
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
"Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego." Llegamos a la celebración del Bautismo del Señor y con este hecho pasamos de la niñez a la adultez de Jesus. Hemos dejado atrás la navidad y nos adentramos en la liturgia y en el calendario del año 2020.
La primera lectura del libro del Profeta Isaías nos habla del siervo de Dios y de cómo este ha sido asistido por el espíritu de Dios para llevar a delante su misión con el pueblo de Israel…Hacer presente a Dios con su palabra y acción en su pueblo, es decir que Dios instaura su justicia en medio de la debilidad del ser humano. Por lo tanto, a través del bautismo de Jesus, podemos reflexionar en nuestra misión como bautizados, la cual es también testimoniar esta presencia de Dios a través de cada uno de nosotros.
Un segundo elemento o comentario lo encontramos en la lectura de los hechos de los apóstoles, la intención de este texto es afirmar que el mensaje de salvación, experimentado y anunciado por Jesus es para todos. Lo único que pide es iniciar un proceso de cambio, de conversión. Todo bautizado “debe pasar haciendo el bien” solo así puede ser discípulo y testigo activo de la salvación.
Finalmente, un tercer elemento nos lo presenta el evangelio de San Mateo el cual es una identificación entre el bautismo y la obediencia al Padre. Jesús en el diálogo con Juan el Bautista manifiestamente la íntima relación existente entre el Hijo de Dios y el proyecto del Padre. Esta obediencia y disponibilidad de Jesus al Padre, afirma su condición de hijo. Así Jesus en el bautismo recibe la confianza del Padre al elegirlo y también recibe al Espíritu para hacer de su misión una fuente de justicia y amor.
Vayamos en este día del bautismo del Señor a vivir nuestro propio bautismo. Escuchemos la voz de Dios en nuestro interior y en los signos de los tiempos. Abramos nuestro ser a la acción del Espíritu y permitamos que nuestro discipulado y misión sean también fuentes de justica y amor. Para llevar así la alegría del Evangelio a las periferias, donde están los que más lo necesitan. Que el bautismo de Jesus nos lance a la misión, reconocidos como Hijos de Dios y en una Iglesia en salida fortalecida e inspirada por el Espíritu Santo.