¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Reflexiones sobre las lecturas del Domingo 4to de adviento (23 de diciembre, 2018): Miq 5,1-4a; Salmo 79; Heb 10,5-10; Lc 1,39-45
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
"Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."
Llegamos al 4 domingo de adviento, ya estamos a la puerta del tiempo de navidad, también llamado de la manifestación del Señor. El cual comienza el 24 de diciembre y termina en la fiesta del Bautismo del Señor. En este tiempo conmemoramos la manifestación grandiosa del Amor de Dios en la llegada de su hijo, quien fortalece nuestra fe y esperanza. Renovando también, la promesa de la parusía o venida gloriosa de Jesus al final de los tiempos.
Las lecturas de hoy nos presentan en el libro del profeta Miqueas, una profecía sobre Belén: El Mesías esperado nacerá ahí, en esa pequeña población de Judá y hará que todos puedan vivir tranquilos y el será nuestra paz. En la segunda lectura, de la carta a los hebreos, Pablo hace una comparación sobre el sacrificio de Jesus y los sacrificios del antiguo testamento. Él nos dice que el sacrificio de Jesus tuvo lugar de una vez para siempre y más que un sacrificio a un Dios fue una entrega por amor del hijo de Dios a la humanidad.
El evangelio de Lucas nos presenta a Maria en el texto llamado “la visitación” en el nos relata el encuentro de dos mujeres madres, Maria visita a Isabel. Ante el saludo de Maria, el niño que está en el vientre de Isabel “Salta de Gozo” Este es Juan Bautista, quien desde el vientre de su madre celebra la llegada del Mesías. Ya que es el gozo la primera respuesta a la noticia de la llegada del Mesías.
Isabel, llena del Espíritu Santo, nos dice lucas, pronuncia una doble bendición para Maria: Ella por un lado es declarada “Bendita entre las mujeres” y a la vez es declarado “Bendito el fruto de su vientre” Su hijo Jesucristo. Desde entonces millones de nosotros hemos dicho esas palabras reconociendo esas dos bendiciones. Maria es fundamental para el nacimiento de Jesus, para echar adelante el plan de Dios. Maria Creyó en ese plan de salvación desde el primer momento, aun cuando no entendía el cómo se llevaría a cabo. Esta es la grandeza de Maria: Su fe.
Que en este domingo donde llegamos a la puerta de la navidad, podemos estar listos para recibir la visita de Maria y le permitamos entrar y junto a ella renovemos nuestra fe y podamos ser testigo del nacimiento de el Salvador y junto a Isabel podamos proclamar con nuestra voz y nuestra vida: “Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.”