El amor nunca terminara
Reflexiones sobre las lecturas del cuarto domingo en tiempo ordinario (3 de febrero, 2019): Jeremías 1,4-5.17-19; Salmo 70; 1 Corintios 12,31-13,13; Lucas 4,21-30
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
"Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo…"
Jesus tiene una misión muy difícil, pero a la vez muy profunda y extensa, dar a conocer como vivir el Amor del Padre. Esa misión conlleva acciones y palabras. Él también quiere que ocupemos lo que somos y tenemos para hacer presente ese reino dl Padre que se hace concreto en vivencia y búsqueda de: La libertad, la justicia, el amor y la paz.
Por eso hoy seria valido preguntarnos: ¿Cómo usamos nuestro dones y características personales en la búsqueda del reino de Dios?
¿Qué necesitamos hacer para que nuestra vida, como discípulos de Jesus sea fuente de libertad, justicia, amor y paz para los que viven a nuestro alrededor?
Jesus vino a liberarnos de lo que no nos deja ser libres, de lo que no nos deja vivir como hijos de Dios haciendo presente el Reino de Dios a través de su presencia, acciones y palabras. Según la ley judía “el año de gracia” es un tiempo para liberar a los esclavos, para devolver las prendas dadas en garantía de pago por un préstamo, para perdonar las ofensas y absolver de sus culpas a los presos, en fin, es una de las leyes para renovar las relaciones y volver a empezar.
Jesus es la buena nueva que da alegría y fortalece la esperanza de los pobres, los ciegos, los olvidados y todos aquellos que necesitamos restablecer nuestras relaciones con Dios, con los demás y con la naturaleza.
Hoy en este tercer domingo del tiempo ordinario, reflexionemos en lo que todavía nos mantiene esclavos, lo que no nos deja ser nosotros mismos y nos aleja de Dios y la comunidad y dejemos que Jesus inaugure para nosotros “el año, el tiempo de gracia” Que la buena nueva de Jesus llegue hasta nosotros, nos renueve y nos lance a la misión de que otros la oigan y también se liberen, para que juntos digamos: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír."
