Yo sé que está vivo mi Redentor
Reflexiones sobre las lecturas del conmemoración de los fieles difuntos (2 de noviembre, 2019): Job 19,1.23-27a; Salmo 24; Fil 3,20-21; Mc 15,33-39--16,1-6
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Hoy es el día para desearles a nuestros fieles difuntos lo que este mundo no puede ofrecerles: ¡Una eternidad frente a Dios!
Este dos de noviembre fijamos nuestra atención en los que en el camino de la vida se nos han adelantado: ¡Nuestros fieles difuntos! Hoy los recordamos desde el corazón, donde la muerte física no puede quitarnos su presencia y donde el tiempo y el espacio se junta con la fe, la esperanza y el amor para crear un momento especial y orar en acción de gracias por ellos y su presencia en nuestras vidas en espera de verlos de nuevo.
Las lecturas de la liturgia de este día nos conducen, por medio de Job, Pablo y del evangelista Marcos en esta conmoración: En la lectura del antiguo testamento, Job en medio del dolor, la humillación y el abandono. Seguro de que pronto moriría, pide a sus amigos que escriban su testimonio de fe y hace una afirmación clara, firme y certera: “Veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán."
En la segunda lectura Pablo, prisionero y cercano a su muerte, nos habla de la ciudadanía del cielo y de cómo nuestro cuerpo será transformado a semejanza del cuerpo glorioso de Cristo. Finalmente, el evangelio de Marcos nos presenta los detalles de la muerte y la resurrección de Jesus, dos momentos claves de su misión y cruciales para nosotros como discípulos del maestro. La cruz símbolo de muerte, castigo y condenación es transformada por Jesus, dándole un nuevo sentido: Entrega y salvación y la tumba vacía, reafirma el triunfo y nos permite ser testigos de este paso de muerta a la vida en el resucitado.
Recordemos y oremos hoy a nuestros muertos para que, lejos de olvidarlos estén con nosotros nuestro caminar. Para que también la fe que nos dejaron se renueve en este caminar. Oremos también para que las faltas que pudieron cometer sean perdonadas por un Dios Padre que los ama, un Dios Hijo que los ha salvado y un Dios Espíritu Santo que los ha santificado.
“Que la luz perpetua de la resurrección de Jesus brille para ellos eternamente.”