El Señor es mi pastor, nada me faltara
Reflexiones sobre las lecturas de la catedra de San Pedro (22 de febrero, 2020): 1P 5,1-4; Salmo 22; Mt 16,13-19
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
“Sed pastores del rebaño de Dios.” Celebramos la fiesta de la catedra de Pedro. Una fiesta para orar en acción de gracias a Dios por la misión encomendada a Pedro y sus sucesores. La catedra se refiere directamente a la sede fija del obispo, por eso en toda Iglesia local, existe una parroquia central que es “La catedral” y como mencionábamos al principio, dicha catedra, es símbolo de la misión particular del obispo de cuidar y transmitir las enseñanzas de los apóstoles, como sucesor de ellos.
La sede de Pedro fue en Antioquia, tercera metrópoli del imperio Romano, después de Roma y Alejandría. Fueron Pablo y Bernabé los que evangelizaron esta ciudad y fue aquí donde por primera vez, los discípulos de Jesus fueron llamados cristianos. Desde esta ciudad, llego Pedro a Roma, marcando la ruta de la Iglesia que partió de Jerusalén con lazos clara y fundamentalmente judíos, pasando por Antioquia donde surge una integración entre judíos y paganos, reafirmando, así, la universalidad de la misión de esta.
Roma fue reconocida, como la sede de Pedro, a través del proceso de surgimiento de la comunidad cristiana; su catedra represento, entonces, al apóstol encargado por Cristo de apacentar al rebaño. Es así como la catedra del obispo de Roma no solo representa el servicio a la comunidad de Roma, sino la misión de guiar a todo el pueblo de Dios en el mundo a través de los obispos locales.
Hoy en la fiesta de la catedra de Pedro, podríamos recordar y orar especialmente por la misión de evangelización de la Iglesia. Por el Papa Francisco, los obispos en el mundo, en particular por el obispo de nuestra diócesis, por los sacerdotes y diáconos, especialmente los que nos han fortalecido nuestra fe y discipulado misionero.
También podemos incluir en esta reflexión y oración a los agentes de pastoral; hombres y mujeres; niños, jóvenes y adultos; que son también parte de la acción pastoral, que también se convierten en las manos y en las voces del anuncio de la alegría del evangelio. Que junto a nuestros pastores en esta celebración reafirmemos que la Iglesia, es una Iglesia siempre en salida. Lista para llevar gratuitamente a donde sea la misericordia, Una Iglesia donde todo el mundo puede sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir la vida buena del Evangelio (AE #114)