Gusten y vean que bueno es el Señor
Reflexiones sobre las lecturas del 20 domingo del tiempo ordinario (19 de agosto, 2018): Prov 9,1-6; Salmo 33; Ef 5,15-20; Jn 6,51-58
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
"Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia.” Las lecturas de este domingo 20 del tiempo ordinario, Nos llevaran por la historia de salvación tocando el tema de la Eucaristía: Fuente y culmen de la vida cristiana.
Primero, las lecturas partirán del antiguo testamento, presentándonos el tema del pan y el vino como signo de encuentro con la prudencia y la sabiduría. Llegando como segundo paso, a las lecturas del nuevo testamento, donde Jesus se presenta como el pan bajado del cielo y asegura que su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida y que quien lo coma vivirá para siempre: ¡Un escándalo para muchos! Y por último Pablo invitara a las primeras comunidades de discípulos a buscar la voluntad de Dios, al pedirles que “se den cuenta de lo que el Señor quiere” y darles algunas pautas para ello.
Que este domingo en la Eucaristía, presencia de viva de Jesus por medio del Pan y el vino consagrados, podamos encontrarnos con él para “ver qué bueno es el Señor,” y transformarnos para “buscar su voluntad,” en la vida personal, familiar y comunitaria y así, poder seguir el camino de la prudencia y dar gracias a Dios por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Que el dinamismo que produce el encuentro con Jesus Eucaristía, nos transforme y ayuden para poner lanzarnos a una nueva evangelización para la transmisión de la fe, para que como Iglesia tomemos la invitación del Papa Francisco de “pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera.” Que pueda transformarlo todo, fomentado una comunión dinámica y abierta donde la vida fluye para dar vida, donde el Pan y el vino, presencia viva del cuerpo y la sangre de Jesus nos congrega y nos alimenta para ser protagonistas de un mundo que gire alrededor del Amor, que es el mismo Dios. Ser sus discípulos es nuestro llamado y llevar este mensaje es nuestra misión.