Misión en la Escritura

18 domingo del tiempo ordinario, 5 de agosto, 2018

Written by Equipo MISSIO | Aug 1, 2018 3:22:02 PM

 

“Yo soy el Pan de Vida”

Reflexiones sobre las lecturas del 18 domingo del tiempo ordinario (5 de agosto, 2018): Éx 16,2-4.12-15; Salmo 77; Ef 4,17.20-24; Jn 6,24-35 

MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.

Jesús a través de los evangelistas es presentado con diversos títulos, cada uno de ellos tiene un significado teológico profundo y todos juntos, como en un rompecabezas, revelan la grandeza de Jesús.

Este domingo en el evangelio de Juan, Jesús se describe a sí mismo como “Yo soy el Pan de Vida,” siguiendo la tradición de la revelación en el Antiguo Testamento, donde Dios usa la formula “yo soy.” Por ejemplo, con Abraham “yo soy el Dios poderoso,” con Moisés, “yo soy el Dios de tu Padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac…y más adelante “yo soy el que soy.” Al revelarse como Yo soy y como Pan. Nos está revelando que él es el mismo Dios convertido en alimento para la vida de sus discípulos 

A Jesús le interesa darnos a conocer la realidad profunda de que Dios se hizo carne, para continuar la obra de salvación, dándonos la oportunidad de adentrarnos en la dinámica del Espíritu, para que juntos Dios y el ser humano, retomemos el camino de la Esperanza, la fe y el amor.  

Si retomamos este mensaje de Jesús como pan de vida, bajado del cielo en clave misionera, como lo llama el Papa Francisco, debemos recibir a Jesús como nuestro pan que fortalece nuestra vida como discípulos misioneros, que lleven la Buena Nueva no solo con palabras sino sobre todo con esa vida, que él nos da al comerlo, al recibirlo. Esa vida que se ha trasfigurado en la presencia de Jesús eucaristía, pan vivo, pan de vida, bajado del cielo.  

Esta realidad de nuestra relación con Jesús, pan de vida; nos debe impulsar, motivar, alentar y dar todo el sentido a nuestra acción personal y comunitaria. Este discipulado, nos debe lanzar a la misión, pero una misión que sea llena de vida, llena de amor, que abra la puerta y nos ponga en camino para llevar adelante una acción evangelizadora fervorosa, alegre, generosa y audaz.   

Que sea Jesús el Pan de vida, que llego hasta nosotros el que nos impulse hoy  a salir fuera de nosotros para llevar la alegría del evangelio a las periferias de nuestras vidas y comunidades.