Misión en la Escritura

17 domingo del tiempo ordinario, 29 de julio, 2018

Written by Equipo MISSIO | Jul 23, 2018 8:45:50 PM

 

Abres tú la mano, Señor, y nos sacias

Reflexiones sobre las lecturas del 17 domingo del tiempo ordinario (29 de julio, 2018): 2Re 4,42-44; Salmo 144: Bendeciré al Señor eternamente; Ef 4,1-6 Un sólo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo; Jn 6,1-15: Un sólo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo 

MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.

“Dichosos los que tiene hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciara.”

Las lecturas de hoy tienen que ver con la alimentación, si con la alimentación espiritual y material. Hoy en el evangelio veremos que Jesus ha estado alimentando a la gente con su palabra. Pero Jesus es sensible a la realidad integral de ser humano y desea atender el cansancio físico y el hambre.  

Jesus a la vez, quiere preparar a sus discípulos y utiliza estos momentos para enseñarles que el Reino de Dios se hace presente en el mundo a través de las palabras que pregonamos, pero también de las acciones que realizamos.  

Por esa razón lo primero que hace es plantear el problema a sus discípulos y luego los hace pensar en la respuesta, para después organizar a la gente y bendecir los alimentos, sin importar la cantidad. Finalmente les pide que distribuir la comida entre todos y al parecer hubo tanta comida que hasta sobro. Lo mismo pasa en la primera lectura del libro de la segunda carta de Reyes, el profeta Eliseo reparte veinte panes a una muchedumbre, comieron todos y sobro. En ambos casos la comida no va alcanzar. Pero, lo que si se requiere es valorar la presencia y la realidad de los demás, y ofrecer con generosidad lo que se tiene. 

El mensaje es claro: Para Dios nuestras matemáticas no son válidas.  Jesus nos pide sensibilidad a la realidad de los demás y poner al servicio de estos lo que tenemos. La solidaridad de los discípulos misioneros nace de un corazón que tiene fe en Jesus. Y esta fe asegura que él puede generar vida a través de nuestras palabras y acciones en la comunidad. Solo así se multiplicarán nuestros panes y peces, para poder saciar nuestras necesidades espirituales y materiales. 

Que sea hoy una oportunidad para ofrecernos a Jesus como sus discípulos, como somos y cuanto tenemos, para que el multiplique nuestra generosidad y la haga abundante para el bien material y espiritual de nuestra vida, familia y comunidad.