¿Cómo oran los católicos?

Posted by Equipo MISSIO on May 8, 2018 4:51:22 PM

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¿Cómo oran los católicos?

¿Hay otra oración pública además de la Misa?

 Alguien dijo una vez que hay tantas formas de orar como almas humanas. La relación personal con el Dios de nuestro entendimiento se traduce en una diversidad de formas de oración, incluso dentro de las tradiciones. Estas formas variadas profundizan nuestra relación única con Dios y mejoran nuestra comprensión de Dios en nuestras vidas. Pero, ¿qué pasa cuando rezamos con otros? ¿Cómo conversan todas esas expresiones personales? En otras palabras, ¿cómo rezamos juntos?

La oración común y pública representa una de las principales responsabilidades de la Iglesia. La palabra que usamos para describir nuestra oración pública, "liturgia", viene del griego "Leitourgia". La palabra significa "el trabajo del pueblo". Nuestro trabajo es la respuesta comunitaria y la participación en la relación divina-humana. Esta respuesta colectiva es más que idiosincrásica ya que a menudo optamos por orar juntos en esas circunstancias que no podemos controlar o explicar porque nos sentimos solos.

Aunque rara vez podemos reflexionar sobre eso, nuestras liturgias siempre se sitúan y encarnan nuestras creencias teológicas compartidas. Todo lo que creemos acerca de Dios, la Humanidad, la Creación y la relación entre ellos está presente Sacramentalmente en nuestra oración pública. En la tradición católica, hay una expresión lex orandi, lex credendi. Significa que "lo que oramos es lo que creemos". Para dar un ejemplo simple, si rezas los salmos de lamentación porque estás angustiado y te sientes abrumado por la vida, entonces también estás expresando la creencia de que Dios permanece presente contigo, es tu refugio, y que Dios te llevará a través de estos tiempos difíciles. De manera similar, las liturgias católicas enriquecen y expanden nuestras imágenes del Cristo que reunimos a través de muchos gestos, rituales y sacramentos. Un teólogo explica que a través de la ritualización de la alabanza, la acción de gracias, el arrepentimiento, la petición y la comunión, Jesús el Cristo se hace presente, no como una figura estática torturada en el crucifijo, sino como una Persona llena de Espíritu divina única que comparte una vida feroz y tierna vivificante amor por la humanidad.

Orar juntos en y a través de estas formas corporales afirma públicamente que confiamos en que Dios existe y está lo suficientemente cerca para escucharnos. En los sacramentos, Dios nos toca. La liturgia en la tradición católica es siempre dialógica porque creemos que Cristo es tanto la Palabra de Dios para la humanidad como la respuesta humana máxima. Entonces, Dios no simplemente desciende para unirse a nosotros en estos momentos. Ascendemos en estas formas públicas de oración.

Participar en la oración pública de la Iglesia nos une a un gran coro de voces y puede informar nuestra experiencia de oración personal sacándonos de nuestras preocupaciones excesivamente individuales. La fuente y cumbre de la vida católica, y la forma central de la oración pública de la tradición, es la liturgia eucarística, también conocida como la Misa. Se nos anima a participar regularmente porque esta liturgia es "la fuente primaria e indispensable de la cual los fieles son derivar el verdadero espíritu cristiano "(Sacrosanctum concilium, 14). Si bien la misa es la fuente y la cumbre de la vida católica, no es la única oración pública oficial de la Iglesia. No es la única liturgia.

Al igual que nuestros hermanos y hermanas musulmanes que rezan cinco veces al día, los católicos también tenemos una rica tradición de oración diaria. La Liturgia de las Horas es, como suena, una práctica de oración que se une al ritmo del día y abre nuestra conciencia al hecho de que no hay momentos ordinarios. Todo es un regalo. Cada día se convierte en una vida y muerte. Todo el curso del día y la noche se hace santo. Cuando participas en esta forma común de oración, compuesta principalmente de salmos y cánticos evangélicos, en algún lugar del mundo católico alguien más reza las mismas palabras contigo y para ti. Incluso cuando estás recitando o cantando las oraciones solo, nunca estás solo.

Todos sabemos que la naturaleza de nuestras vidas ocupadas y distraídas puede aislarnos. La oración y la oración juntas son una forma poderosa de contrarrestar el aislamiento y la capacidad que brinda para olvidar lo que creemos y cómo esas creencias deberían transformar nuestras vidas cotidianas. En lugar de alejarnos de las relaciones sanas y de nuestra relación con Dios, nuestras liturgias nos invitan a estar atentos a la cosmovisión y el espíritu que compartimos como pueblo de Dios. Cuando rezamos juntos, ayuda a que la oración sea parte de todo lo que hacemos.

Este es el trabajo del pueblo. O, en otras palabras, nuestra misión.

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