Vende lo que tienes y compra el campo
Reflexiones sobre las lecturas del XVII domingo tiempo ordinario (26 de julio, 2020):1 Reyes 3,5.7-12; Salmo 118; Romanos 8,28-30; Mateo 13,44-52
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
“Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien.”
Llegamos hoy al domingo XVII del tiempo ordinario y la liturgia de la palabra nos ofrece lecturas que nos van a poner a reflexionar en la propuesta del Reino de Dios, partiendo de la noción de reino humano: La figura de Salomón, la propuesta teológica de Pablo sobre la vocación, como llamado, justificación y glorificación, así como también, las parábolas de Jesus sobre el reino de los cielos nos ayudaran a fortalecer nuestro discipulado, para así también fortalecer nuestra acción pastoral en el mundo.
“Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien.” En la primera lectura del libro de Reyes I nos encontramos el rey Salomón. Una figura contradictoria en la historia de Israel, pues por un lado su petición a Dios por sabiduría para gobernar, lo llevo a ser reconocido como un rey sabio. Pero a la vez es también el rey que impulso fuertes impuestos e impuso trabajos forzados a su pueblo. Salomón representa el drama humano de la lucha entre el bien y el mal.
“Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo” En la segunda lectura, Pablo en la carta a los Romanos nos lanza una reflexión teológica sobre nuestra vocación a ser “otros cristos” reflexión que nos debe llenar de esperanza, al recodarnos que es Dios quien hace el primer movimiento para encontrase con nosotros. Nuestro si libre y voluntario es solo una oportunidad de recibir las primicias de esta buena nueva.
"El reino de los cielos se parece…” en el evangelio de Mateo es Jesus mismo quien por unas parábolas nos quiere dejar claro la importancia del Reino. Un Reino diferente a los reinados en el mundo. Un Reino por el cual vale la pena arriesgarlo todo, un Reino en que “vender todo” es ganarlo todo.
Dios, Padre nuestro, concédenos sabiduría para descubrir el significado y la importancia del Reino que tu Hijo anunció e inauguró entre nosotros; que como discípulos misioneros, lo recibamos en nuestra existencia como el tesoro más precioso, y que por el nos lancemos a las periferias de nuestra existencia. Por Jesucristo. Nuestro Señor.
