Consuélense, pues, mutuamente con estas palabras
Reflexiones sobre las lecturas del XXXII domingo tiempo ordinario (8 de noviembre, 2020): Sabiduría 6,12-16; Salmo 62; 1 Tesalonicenses 4,13-17; Mateo 25,1-13
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Dios Padre de toda la Humanidad, que nos invitas a vivir con intensidad nuestra corta vida, cuidando siempre de que el aceite arda en las lámparas de nuestros corazones...
Los capítulos de 24 y 25 del evangelio de Mateo relatan el discurso escatológico de Jesus. Esto significa que Jesus nos habla en estos dos capítulos, sobre el final de los tiempos. Jesus es consciente del que su muerte se aproxima y será en manos de aquellos que se sintieron amenazados por su mensaje.
En el capítulo 24, se nos relata la destrucción de Jerusalén. Esta destrucción simboliza de alguna manera, las épocas trágicas de la historia cuando los pueblos no están preparados para el juicio final. La dimensión a la que parábola de las diez vírgenes, prudentes y necias se dirige es más personal. Esta parábola advierte que el final de la vida vendrá de manera inesperada; denuncia también el pecado de omisión, y anuncia la esperanza para quienes tiene una vida centrada y balanceada en Jesus.
El aceite simboliza, la intencionalidad de estar siempre preparados para encuentro con el Padre. La llama encendida representa la presencia del Espíritu Santo en medio de nosotros, entregado y reafirmado por los sacramentos del bautismo y confirmación; puesto, también en práctica al lanzarnos a la misión. El banquete es definitivamente el signo del Reino, al cual estamos invitados.
Las vírgenes prudentes muestran perseverancia y creatividad; han sabido esperar y dar frutos con sus dones. Ellas representas a todos aquellos que son fieles discípulos de Jesus. Que no solo creen en él, sino que le creen a el y se lanzan a llevar su mensaje a las periferias.
Las vírgenes necias, en cambio muestran demasiada seguridad en lo temporal. Representando a todos aquellos que, habiendo recibido el don de la fe, no lo han cuidado. Dejando que “el tiempo pase” poniendo su interés en lo superficial. Dejando pasara la oportunidad de convertir ese tiempo en tiempo de salvación.
Dios Padre de toda la Humanidad, que nos invitas a vivir con intensidad nuestra corta vida, cuidando siempre de que el aceite arda en las lámparas de nuestros corazones: ayúdanos a amar a fondo todo lo que vive y existe, y a ser dadores de vida y de esperanza. Ayúdanos a ser discípulos prudentes atentos siempre a los signos de los tiempos. Amen.
